¿Crisis? ¿Qué crisis? Es probable que estés en crisis y todavía no te hayas dado cuenta. ¿O sí? Bueno para eso estoy yo aquí.
Leo esta mañana un informe de la consultora Deloitte, en el que se apunta que la probabilidad de que nuestras empresas se vean afectadas por una crisis es de un evento cada cinco años. ¡Cada cinco! Hace veinte años, este mismo dato, era cada diez.
Fíjate que yo, viendo como ha ido la cosa los últimos tres años, covid, guerra en Ucrania, crisis climática e inflación desbocada, diría cada tres. Moraleja (y esto ya es cosecha mía y no de Deloitte), si quieres salvar tu empresa o adelantar a la competencia, ¿a qué esperas?. Ándale. ¡Espabila y ponte las pilas!
Pero si aún no hemos tenido ni tiempo de recuperarnos, Álvaro (es lo que me dicen mis clientes).
La globalización y la tecnología nos dan más poder pero también nos hacen más vulnerables,-(que me lo digan a mi cuando perdí en una noche casi 20.000 € por un problema técnico en el cálculo del margen y el IVA en la base de datos de mi ecommerce).
Es evidente que los peligros para nuestras pymes se suceden hoy mucho más rápido y con mayor impacto. Además, la complejidad de nuestros negocios crece y como consecuencia de ello, abordar los cambios necesarios para hacer frente a los nuevos retos, es siempre más lento, caro y arriesgado.
Yo pienso que uno entra en crisis, no necesariamente cuando no puede hacer frente al pago de las nóminas o ante un problema económico, sino especialmente cuando como líder o dueño de negocio tienes más preguntas que respuestas a cerca del futuro. Cuando pierdes tu pasión; cuando dejas de estar atento a lo importante; cuando decides sin datos -solo con impresiones, cuando … por el motivo que sea, sufres un bloqueo y dejas de pensar y hacer.
Una crisis es todo aquello que pone en peligro tu marca, tu reputación, tú beneficio y, como no, la continuidad y supervivencia de tu empresa y su ecosistema.
¿Te ves en crisis? Recuerda que la vida nos alerta y avisa de los problemas en forma de dolor. ¿Dónde te duele?
Te doy un dato calentito de este verano. De mis 6.000 clientes, pequeñas empresas de menos de 50 empleados: De cada 100 negocios, un 27% saldrá reforzado de todo este lío que nos toca ahora vivir pero un 73% estarán más jodidos o bien desaparecerán antes de 2025 (es una muestra de 100).
La economía no es más que una redistribución natural del beneficio y es lo que hay. Los que están preparados, salen ganando y los que no, a estudiar, a sufrir el dolor por causa de la improvisación o como quieras llamarlo.
Debo decir que la época de crisis es una de mis preferidas ya que nos ponemos las pilas como si fuera nuestro último día de trabajo antes de las vacaciones. Hacemos todos los deberes rápido y sin rechistar como solo las pymes saben hacer. Hay que saber aprovechar la coyuntura económica desfavorable y utilizarla como acelerador de cambios. ¿No crees? Piensa en ello desde este punto de vista.
El desequilibrio natural de los cambios, ayuda a encontrar uno nuevo. Siempre ha sido así y siempre lo será. Eso si, te obliga a pensar más y a trabajar con mayor precisión.
Déjate de rollos, Álvaro y contesta al titular: ¿Cómo transformar tu empresa para sobrevivir y luego aprovecharte de estos cambios?
Sí. Voy.
Pues a mi me va muy bien una regla personal que construí hace años y que aplico con mis clientes. Yo la llamo la regla de las cinco «E’s». Piensa en una manita con cinco dedos y repasa mentalmente cada uno de ellos como si de un escáner se tratase.
Luegi, haz un autodiagnóstico mental y escribe un plan a 100 días:
- Entusiasmo. Domina tu frustración. Nos frustramos porque esperamos más de nosotros de lo que realmente podemos dar en ese momento. Ser empresario no es nada fácil y todo el mundo espera de nosotros que tengamos respuestas para todo. Pues no es así. Nada es fácil ni inmediato. Mejorar cuesta. No estás preparado. Esto nunca ha pasado antes. Tampoco yo. Ni Bill Gates. Ni tampoco Jeff Bezos de Amazon. Como no me sale, me frusto. Tranquilo que nadie sabe todo. Lo único que debemos esperar de nosotros mismos es que no repitamos los errores del pasado. Simplemente eso. Vivimos en un mundo complicado y hay que estar preparado. Forma tu carácter. El carácter se forma en la acción. Con situaciones incómodas. Aprende a pensar. Te frustrarás menos y serás más feliz. Ya has aprendido. ahora enseña. Crea energía. Muy importante, por cierto. Sin un cuerpo y una mente fuerte, no hay entusiasmo. Es como una empresa sin tesorería.
Sigue leyendo que te explico lo de la tesorería ahora mismo.
- Estrategia. ¿Tienes claro el rumbo de tu pyme? ¿De tus ventas? ¿De tu marketing y de tus operaciones? ¿De tu equipo clave? ¿De tus proveedores? ¿Has priorizado bien? ¿A qué esperas? ¿No serás de los que crees que un consultor te va a resolver tus problemas en el último minuto?
- Ejecución. ¿Tienes un plan a 100 días? ¿Y a 200? ¿Con qué escenarios? Diseña sistemas y no metas. Las metas son para perdedores. Te roban energía y generan siempre frustración. Los sistemas ponen orden y te dan tiempo. Siempre es mejor llevar una dieta saludable que no perder 10 quilos en un mes y luego volver a las andadas. Enfócate en actividades rentables. Es rentable controlar el número de visitas o llamadas a clientes si eso te va a dar más venta. No es rentable perseguir un dato de ventas p.e. conseguir facturar 15.000 € a la semana. ¿Y porqué no 22.000 €? Sé un sistematizador. Mejora la experiencia del cliente y busca medidores clave. Mide lo importante y construye tu sistema de control. Simplifica y automatiza todo lo que puedas. Aprovéchate de la tecnología para eliminar la complejidad de tu pyme. ¿Aún no has digitalizado tu pyme? ¿Cuánto vendes por internet? ¿Tienes definidas tus victorias rápidas? Sigue leyendo y sabrás a lo que me refiero.
- Equipos. ¿Has diseñado el mejor organigrama para dar respuesta a esta situación? ¿Cada puesto una persona? ¿Son las adecuadas? ¿Tienes la cultura adecuada de responsabilidades y control? ¿Fidelizas el talento o eres de esos que siempre se quejan de que no encuentran a nadie? ¿Pagas bien a tu gente? ¿Transmites tu entusiasmo personalmente al equipo o eres de esos tontos, como era yo, que creía que los de RR.HH. lo hacen mejor? Jajaja. Me parto.
- Efectivo. Siempre morimos por falta de liquidez (cash, pasta, dinero, flujo de caja, NOF,- llámale como te dé la gana). Nos quedamos sin gasolina en el coche y se acabó. Game over! ¿Tienes ya hecha una previsión de tu tesorería para el trimestre? ¿Cubres un mínimo de seis meses de tus gastos? Ni se te ocurra endeudarte más de lo que ya estás. Sin dinero en la caja no tendrás tranquilidad para pensar. Te pasarás el día haciendo de bombero y eso es poco inteligente. Cuando uno está cansado y falto de energía, difícilmente es productivo. Hay que buscar la pasta donde sea. Pregunta a tu equipo. Baja tus gastos. Cobra antes y paga un pelín más tarde. Para todas tus inversiones no imprescindibles. Reduce tus mermas, si fabricas y deja de pagar horas extras que es un cáncer endémico de la Pyme. Renegocia a la baja los plazos de entrega de tus proveedores para bajar tu nivel de existencias. Sube tus precios de forma selectiva e invita a irse tus peores clientes, proveedores y también empleados. ¡Ya!
Sigue leyendo este caso práctico de uno de mis clientes de hace unas pocas semanas.
Caso práctico de mi cosecha: Para ilustrar la importancia de los planes con un ejemplo, recuerdo uno de mis clientes, una empresa importante de pinturas de Barcelona que no podía hacer frente a los pagos en pocas semanas, me pidió ayuda.
El Director General me llamó y me dijo que ante la amenaza del concurso, le propusiera un plan para que cuanto antes pudierámos reconducir la situación. Rozaba la desesperación. Es una empresa con más de cincuenta años en el mercado y que nunca antes se había encontrado con este problema, de ahí la desesperación.
Varios directores estaban convencidos de que debían reposicionar su marca -con bastante prestigio y notoriedad en España, por cierto-.
Cuando me reuní con ellos, con los números en la mano, les dije: ¿Os habeís planteado una rebaja de vuestro sueldo? (siempre suelo hacer esta pregunta a la primera de cambio para valorar el nivel de compromiso de los de arriba).
Hablar de acciones a más de 12 meses es como si estuiésemos navegando a la deriva , sin control a mercde de la marea, en un barco que se hunde y el capitán se empeña en seguir cegado con su destino cuando lo que debe hacer es ordenar con determinación a toda la tripulación que achiquen el agua, ¡coño! (suelo utilizar exabruptos cuando quiero enfatizar ciertas situaciones. Pruébalo. Te lo recomiendo para que la gente no se duerma). Deberíamos centrar todo el esfuerzo en un plan de choque a 100 días. ¿No creéis?
Lo más complicado son siempre los primeros 30 días, debido a los probemas de caja.
Los mandos y el personal se sienten siempre amenazados, como es lógico. Es complejo avanzar hasta que no se reconstruye la confianza. Eso se arregla con transparencia y mucha comunicación.
Fue también muy importante saber escoger lo que yo llamo, las victorias rápidas. Son esas acciones que te ponen las pilas y que hay que saber escoger con habilidad. Yo les llamo pequeños logros. En este caso, conseguimos pagar las nóminas haciendo un esfuerzo importante en la gestión de cobros. Pasamos de 89 días de media a 63. Con ello pagamos las nóminas y, en dos semanas, hicimos un plan de pagos a proveedores. Eso y la renegociación de la deuda con los bancos, nos permitió reequilibrar el pasivo.
Con la caja ya más aliviada, pudimos trazar un plan a seis meses y hoy, afortunamademente, la empresa está saneada.
Recuerda que la transformación es algo natural que hacemos siempre por voluntad mientras que el cambio es siemrpe una acción forzada, hecha a traspiés, a contratiempo. Impuesta por la necesidad. Anticípate. Habla más de transformación y menos de cambios. Piensa en casos propios y simula tu reacción. Creo que me explico.
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Feliz día y hasta el siguiente.
alvaro@superpyme.es