Ni soy ni quiero ser estoico, ¡Dios me libre de semejante prepotencia!, pero me revienta este estoicismo barato, de pacotilla, que desde hace unos meses sobrevuela nuestro mundo.
Me da risa ver cómo la falta de profundidad nos lleva a adoptar filosofías de forma superficial. ¿No crees?
¿Por qué somos tan hipócritas y nos atrae tanto el estoicismo «barato» cuando en la sociedad de hoy en día está fundamentada en la falta de pensamiento, la nula solidaridad, el hiper consumismo, la velocidad y el cortoplacismo, todo lo contrario a los valores estoicos?
¿Hasta que punto estamos dispuestos a aceptar la desconexión entre los valores clásicos y nuestras acciones?
La hipocresía que a menudo observamos en nuestra sociedad, en la que valoramos cosas que sabemos que no son importantes para nuestra felicidad a largo plazo, puede impulsarnos a buscar filosofías como el estoicismo que nos recuerden lo que es verdaderamente importante.
Además, el estoicismo puede ser un antídoto poderoso contra la ansiedad, el estrés y el caos de la vida moderna, lo que hace que sea atractivo para aquellos inseguros que buscan un camino hacia la serenidad y la estabilidad emocional.
Déjame provocar un poco hoy que es viernes.
Hasta donde yo sé, el estocismo es una filosofía antigua que promueve la virtud, la razón, la práctica de la autodisciplina como medio para alcanzar la felicidad, la reflexión y la meditación como medio para alcanzar la paz interior, que nos invita a aceptar aquello que no podemos controlar. Vamos que «si la vida te da limones, haz limonada«.
Sin embargo, en los últimos tiempos, ha surgido una versión simplificada, rollo TikTok, superficial del estocismo que yo llamo «estocismo barato» o «estoicismo de pacotilla». Por cierto, permiteme recordar que hablo para empresarios y emprendedores que se supone que tienen agallas.
Reconozco que si Séneca, Epicteto o Marco Aurelio vivieran hoy con Netflix y un móvil en la mano, lo tendrían francamente difícil.
Este «estocismo barato», si me permites, se caracteriza por adoptar prácticas rápidas y cortoplacistas como ducharse con agua «casi» fría en el gimnasio, hacer ayuno intermitente los fines de semana, subir al Aneto con los amigos o concentrarse haciendo el cubo de Rubik buscando la tan dichosa meditación, que por cierto, vuelve a estar de moda. ¡Como si estas acciones fueran suficientes para alcanzar la sabiduría y la tranquilidad interior que promueve el verdadero estocismo!
Si tu valor, como el mío, es ayudar a las personas a través de lo que vendes en la empresa, ya sabes que no hay atajos. Siento darte la mala noticia.
El verdadero estocismo no trata de seguir una dieta de moda o hacer ejercicio extremo; persigue cultivar la virtud, la razón y la autodisciplina en nuestra vida diaria. Todos ellos valores empresariales anteriores a nuestros queridos ancestros los romanos, por cierto.
Algo he leído y tengo muchos clientes que me intentan llevar «al lado oscuro de la lpráctica y creo que simplemente se trata de aceptar la realidad tal como es, sin importar cuán difícil o dolorosa sea, y encontrar la paz interior a través de nuestra propia fortaleza y resiliencia. Eso ya me lo enseñaron los abuelos y mis padres que las pasaron canutas. Estoy seguro que los tuyos también.
En resumen, no nos dejemos engañar por el «estocismo de pacotilla». Es otra moda para inseguros.
Adoptar prácticas externas de moda no es suficiente para ser un verdadero estoico. Los estoicos creían que la felicidad proviene de vivir una vida simple y sin complicaciones. En el mundo moderno, esto puede significar reducir el tiempo que pasamos en las redes sociales y las actividades que no te aportan gran cosa. Cultiva tu valentía estoica y haz un detox tecnológico de tu móvil, al menos, los viernes por la tarde.
Yo, ni soy ni quiero ser estoico, mis abuelos y los tuyos, no tuvieron más huevos que aceptar la realidad que les tocó vivir y serlo.
Me llamo Álvaro Navarrete y creo que a través de la empresa se puede hacer un mundo mejor, ganando dinero, siendo feliz y sin tanto dolor y sufrimiento para el empresario.
Gracias por leerme;)